Mil Viajes A Visión Personal Sobre Grecia

Me agradan los pequeños detalles y el libro es como un cofre lleno de ellos. Ver e interpretar lo que nos rodea es una interesante y sana actividad y mucho más para la autora, que ha estudiado ciencias, biología, y que exhibe precisamente un espíritu viajero, crítico y reflexivo. En lo que se refiere a la fotografía de portada, ahora sé que no es la aguardada para un libro de viajes por Grecia. Ese estado sublime de la visión que conecta los cinco sentidos. El deslumbrado espíritu da un salto, estimulado por los punteos del bouzuki, ante los panoramas descarnados de las Cícladas, rodeados de un azul tan fuerte que lo traga, mientras que busca entre las piedras el antiguo Mediterráneo. Quizá anticipando la hermosura que hay en el caos heleno, el relato de Capsir es un salto de isla en isla, anacrónico y desordenado, donde no sabemos la fecha en la que se vivió la experiencia.

mil viajes a ítaca: una visión personal sobre grecia

Capsir se embarcó hacia su Ítaca especial, sin saber si hallaría un hilo de Ariadna hacia el centro del laberinto griego. Este libro está agotado o descatalogado por la editorial. Si lo quiere podemos buscar esta obra en librerías de saldo y ocasión. Hace unos años, en el oeste del mar Mediterráneo, era bastante frecuente, durante una travesía, ver peces voladores haciendo … Si, es cuestión de gustos…Pero con lo de la paja me refería a ciertos blogs, no a los libros. Como en la Odisea, el que partió y el que llegó tras sucesivos naufragios y desembarcos en riberas ignotas, no es el mismo”.

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Eso lo realiza mucho más certero aún, porque ese “engaño” o juego de ilusión para con el lector hace que nos sintamos grumete tras los ojos de la autora. Los que esperen una guía descriptiva de lo imprescindible de las islas griegas se sentirán desilusionados, porque “Mil Viajes a Ítaca-.”se aproxima mucho más a la lectura de las crónicas viajeras de Durrell, Goethe o Fermor. Son aquellas que permiten el seguimiento y análisis del comportamiento de los clientes en nuestra página. La información obtenida se utiliza para la medición de la actividad de los clientes en la página web y la elaboración de concretes de navegación de los usuarios, con el propósito de progresar la página web, tal como los bienes y prestaciones ofertados.

En la situacion del libro que nos ocupa, su autora es Ana Capsir, una marinera en el más amplio sentido de la palabra, responsable del blog NavegandoporGrecia.com y residente desde hace años en la isla griega de Lefkada. Si bien lo de «residente» es un decir pues Ana pasa más tiempo en mar que en tierra. Su trabajo como patrona de barco en su nave La Maga 3 así se lo pide. Pero aún mucho más su condición de «culo alterado», las cosas como son. Entre viaje y viaje por el Mediterráneo, hasta encontró tiempo para escribir este atrayente libro en el que rememora tantas idas y venidas por las islas griegas, que son para ella ahora más hogar que su propia Valencia natal. Hay quienes se sienten omniconscientes cuando después de apenas palpar unos cuantos islas griegas ahora semejan saber sus milenios de historia.

E inclusive de sombras atormentadas como la de Kostas Karyotakis o la de Maria Polyduri. La letra amarga de la rembética de los asilados de Asia Menor y los panoramas nublosos de Angelópulos. Acompañados de ellos, el espíritu se aduerme con el agridulce sonido del «clarino». Portada del Libro Mil Viajes a ItacaA bordo de su velero «la Maga», Capsir intenta transcribir el alma griega, pero siempre y en todo momento dejando un espacio para entender el alma sofista de Grecia, o aún más el de los isleños. La realidad no existe, y si existiera no es descifrable afirmaban los sofistas, y si tenga existencia y por un casual la encontrásemos, no podríamos alcanzarla, y si aún de esta manera lo lográsemos, no podríamos descifrarla, y aún en el improbable en el caso de que se consiguiese comprender, no se podría comunicar….

De esta manera es Grecia, un laberinto, un enigma, un bucle. Hay viajeros que hacen del viaje un proceso escencial, en el que la educación es un arte, o aun como dirían los griegos un Episteme, un conocimiento adquirido. En nuestro caso fue la Trinakria la que nos abrió una puerta sin retorno hacia la pasión por lo irreconocible.

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Deseo que esta nueva edición se acerque a nuevos lectores y también viejos, claro. Desde luego el contenido lo merece y, además, quien no haya leído el libro y pueda leer este articulo tuyo, seguramente siente una tentadora llamada. Todas esas referencias y esos ecos de una Grecia que es un faro van a la busca ánimas que anhelan una emoción y una reflexión cierta.

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Jamás ha sido lo mío el ir cargando con la cámara, inmortalizando los instantes. Siempre y en todo momento he preferido olfatear y tocar el presente, a guardar para el futuro el instante congelado de una fotografía. Los recuerdos soportan mejor envasados en el fondo de nuestra memoria.

Qué llevar en la mochila, bolsa o petate para nuestras vacaciones. Llegando a la islas Columbretes Llegó la temporada est… La ducha pelágica y otras técnicas En una travesía oceánica dentro de un pequeño velero, como puede ser un barc… Realizar un cuadro de nudos marineros puede ser el motivo idóneo para familiarizarse con los cabos y sus distintas apps … La solidaridad entre ellos que menciona Capsir la hemos vivido en otros sitios como en México. En los dos si no fuera por ese principio hace tiempo que Zeus hubiese fulminado a los humanos.

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Mar, vela, navegación, viajes, aventura, medio marino y vida dentro. Pocos destinos causan tantas experiencias como Grecia. La Grecia de la literatura , contada por autores como Gerald Durrell o Henry Miller.

La Grecia del pensamiento, de la filosofía… La Grecia clásica, y asimismo la Grecia diaria, interpretada por el Mediterráneo, la luz del sol, los pozos blancos, las olivas, el ouzo, las playas recoletas. La Grecia mitológica que nos transporta a viajar al laberinto del Minotauro y a la bella Ariadna, la Grecia intemporal, en la que la vida avanza a un ritmo que parece detenido. Resulta así mismo interesante el análisis de la toponimia eólica que nos brinda Ana Capsir, que desborda las islas griegas como no podía ser de otra forma en este Mare Nostrum sin fronteras ni patrias para los ojos del viajero.

Mil Viajes A Ítaca Segunda Edición

Lo primero que transmite el libro es una sensación de felicidad. La mar es ancha y azul y tan generosa que deja navegar y viajar libremente, para poder descubrir sitios de ensueño o aveces no tanto, pero atrayentes siempre de comprender. Si todos estos periplos se vuelcan en un papel, los unimos y los encuadernamos, tendremos un pequeño universo en la estantería al que podemos recurrir, en el momento en que sea necesario, para oxigenarnos con su lectura.

El libro, como se ve en la fotografía, tiene una portada color azul añil, el color más utilizado en las puertas y ventanas de las viviendas encaladas y en los tejados de las iglesias griegas. No sólo nos charla de la belleza de las islas, de la navegación, de puntos más racionales y familiares, sino asimismo nos descubre su aprendizaje personal interior, sus reflexiones, críticas, veraces e incluso afiladas, que asisten al lector a situarse y a entender mejor cada experiencia vivida. En cada uno de ellos navegaremos y vamos a conocer islas y disfrutaremos de una historia o múltiples acontecidas.

Una Visión Personal Sobre Grecia

Pero también hay otras Grecias, mucho más oscuras y melancólicas, que descubres en la historia reciente del país. La Grecia del Jónico, del Épiro, de Macedonia, de Tracia. La Grecia de los Nostos, de Kavafis viajando rumbo a Itaca, de la melancolia, de la emigración, de Kavadías, de Seferis, de la represión y de la cárcel, del incansable combate de Ritsos.

Y en realidad, si no eres un buen fotógrafo, ¿para qué torturar a amigos y conocidos? Si bien luego me arrepiento, por el hecho de que nunca tengo nada para ilustrar mis aventuras. En toda aventura debe existir un viento ; el que nos empuja para acabar y el que nos ofrece la energía vital. Y aquí entra en acción la segunda una parte de la pa… Capsir juega con la trampa de acercarnos a las islas a través de una forma de viajar casi olvidada, siguiendo los tiempos de los contadores de olas, que viajaban con el ritmo lento del viento, dentro de un barco que emula a los argonautas. Se antoja difícil ese viaje para la mayoría de los mortales, en estos tiempos en donde se quiere entender las islas griegas en una semana.